चिन्तापर पद्म
-Te invito a pasar la noche conmigo-. Rozando la vergüenza tomó lo que le faltaba de mi noche, regalándome en su mirada un extracto de lo que pronto serían sus labios sobre los míos. Esos labios que tan dulces se veían al otro lado de la mesa mientras reían, mientras se mojaban en vino, mientras formaban en mi mente imágenes de sus aventuras de antaño. Su mano dentro de la mía llevó a mi cuerpo hasta sus sábanas. -Acariciémonos y démonos amor-. Nada querían mis dedos más que acariciar esa piel que no paraba de gritar a mis ansias hacía ya un tiempo; piel que tan bien sabía bajo la punta de una lengua incapaz de dejar de recorrerla. No termino aún de hablar de su boca, ni de sentir su fusión tan perfecta con la mía. Besarla se sentía como se siente una fruta de verano, como una frutilla o un durazno al derramar su jugo. Verla estremecerse bajo mis dedos y mi lengua formó parte de esos placeres que supo regalarme durante toda la noche. Nada puede importar menos que el tamaño de la cama, o que las contracturas y el pesar en los ojos al día siguiente por la falta de sueño. Nada significan esas nimiedades al compararlas con lo hermoso de la finura de su cuerpo, de la profundidad de su mirar, del brillo de su sonrisa, de su suave piel... todos ellos recuerdos de una bella noche, con una bella mujer, en una bella cama adolescente.
1 comentario:
"Besarla se sentía como se siente una fruta de verano, como una frutilla o un durazno al derramar su jugo."
Pero que erótico te pusiste de golpe, querido! Ja!
Increíble, me gusta mucho tu forma de escribir... =)
J.
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