martes, julio 03, 2007

Al mismo amigo

Que lo real salte a la vista.
Que la mente no proyecte nuestros deseos sobre el vacío.
Que la inmadurez ajena le avise de si a la última lágrima.
Que una nueva niña no vuelva a verse mayor, como antaño.



A mi:
Que los prejuicios acaben y los dedos aprendan a callar.
Que el imaginario trono de la omnisapiencia muestre su ausencia.
Que la pedantería deje de plantar su bandera en el discurso y en la mente.
Que las prédicas se desvanezcan y tomen su lugar los actos.